Ortoqueratología y Control de la Miopía

Por Noelia Marín Poyatos, alumna

del Máster en Optometría Clínica y Terapia Visual

RESUMEN

La miopía crece a nivel mundial. Cada vez hay más gente que la sufre y la escasa información apenas recibida sobre esta ametropía hace que la población la considere como un simple desenfoque de la imagen que se puede solucionar con el empleo de unas gafas o lentes de contacto. Pero una miopía que aparece, principalmente, en edades tempranas, puede evolucionar rápidamente hasta el punto de desencadenar problemas con un riesgo mayor, como llegar a perder parte de visión o incluso padecer ceguera en el peor de los casos.

 

A día de hoy, existen varios métodos para controlar su progresión, entre ellos, la ortoqueratología nocturna. En esta revisión bibliográfica comprobaremos la veracidad en la ralentización de dicha miopía mediante este método. Se hará una búsqueda exhaustiva de diversos estudios científicos experimentales realizados en niños a lo largo de los años y en diferentes países, obteniendo unos porcentajes de miopías menores en los niños que se somentieron a la ortoqueratología, y  finalmente se mencionan los pros y contras que presenta este tratamiento terminando en un balance positivo en la decisión de someterse a él. 

La miopía en la actualidad, se ha convertido en uno de los principales problemas en nuestra sociedad, sobre todo en edades tempranas. Pero realmente, ¿qué es la miopía, y por qué aumenta tan rápido a esta edad?

 

Llamamos miopía a la borrosidad de la imagen de un objeto lejano, debido a que en esta imagen su punto de enfoque se encuentra delante de la retina y no en ella, que es donde debería estar para poder verse con nitidez (Cos, 2019). Normalmente, este desenfoque se debe a ciertos factores genéticos y hereditarios, pero a día de hoy, hay diversos estudios e hipótesis en los que afirman que también tienen un gran peso otros componentes externos y hábitos, los cuales no son beneficiosos para esta (Rey-Rodriguez et al., 2017, 2018), y que pueden influir en la incidencia, prevalencia y progresión (Cos, 2019). Estos componentes son el exceso de trabajo en visión cercana, además de añadir el empleo de dispositivos electrónicos en esta distancia, que están relacionados con la alta demanda acomodativa (Jain et al., 2015), y el pasar menos tiempo al aire libre, vinculado a la liberación de dopamina en la retina y a la pupila miótica, (la pupila disminuye su diámetro con la luz del sol, aumentando así la profundidad de foco (Cos, 2019)).

 

Desafortunadamente, estos dos factores mencionados se han convertido en hábitos rutinarios en nuestro ritmo de vida, en especial en los países más desarrollados. Los casos de miopía han aumentado tanto que, a día de hoy, podemos considerarla como una epidemia (Lougheed, 2014). Se estima, que para el año 2050, haya un total de 4.758 millones de personas que la cursen (Rey-Rodríguez et al. 2017). Esta discapacidad visual puede desarrollar una patología aún más grave, conocida con el nombre de miopía magna. Dicha patología aparece en pacientes con altos valores de miopía, siendo irreversible, y considerada una de las enfermedades con mayor pérdida de visión, sobre todo en Asia, con un 12-27% de ceguera a causa de esta (Rey-Rodríguez et al. 2017). Además de que puede ser un factor de riesgo para otras patologías, agravándolas aún más, como es el caso de cataratas, glaucoma, o degeneración macular asociada a la edad (Leo y Young, 2011).

 

Centrándonos en la población miope infantil, en los gabinetes optométricos, oftalmológicos, y en las ópticas donde llevan un seguimiento de la miopía de estos pacientes cada cierto tiempo, está demostrado que esta sigue aumentando, en especial en las edades comprendidas entre 6 y 12 años (Edwards, 1999), ya que es el periodo en el que el niño está en pleno crecimiento, por lo que implica también al sistema visual, que también irá creciendo y aumentando la longitud axial del ojo, alejándose aún más el punto de enfoque de la retina y aumentando la miopía. La elongación de la longitud axial es una de las causas del aumento de miopía que suele estabilizarse a partir de los 20-23 años, cuando ya el paciente está totalmente desarrollado.

 

Pero la longitud axial no sólo aumenta por el periodo de crecimiento del niño, existe otra teoría, que es el desenfoque periférico. Diversos estudios han demostrado que el desenfoque periférico hipermetrópico en retina influye en su progresión (Hoogerheide et al., 1971; Wallman y Winawer, 2004; Smith et al., 2005; Mutti et al., 2007). Los ojos miopes tienen una forma prolata, es decir, sus radios son muchos más planos en la periferia, por tanto, cuando una imagen compensada a través de cualquier medio, ya sea gafa o lente de contacto, converge en retina, la periferia de dicha imagen se encontrará por detrás de esta (desenfoque hipermetrópico) (Stone y Flitcroft, 2004). El sistema visual, al ver esa imagen desenfocada, tenderá a aumentar su longitud axial, para que esta se pueda ver nítida en la retina, causando como consecuencia un aumento de miopía (Wallman y Winawer, 2004).

 

Es de especial importancia supervisar y llevar un estudio detallado de la población que es miope desde edades muy tempranas, puesto que si desde pequeños presentan ya dicha ametropía, con el paso de los años y crecimiento su miopía aumentará y podrán ser considerados población de riesgo, con mayor probabilidad de desarrollar una miopía magna patológica (Rey-Rodríguez et al. 2017). Es por esto por lo que se investiga mucho en el control de esta, para que no aumente tan drásticamente y desencadene otros factores más peligrosos.

Existen diversos métodos que ralentizan su progresión. Estos se pueden dividir en 3 grandes bloques, los cuales serían lentes oftálmicas, lentes de contacto y fármacos.

 

1. Lentes Oftálmicas

 

Se pueden encontrar varios tipos de lentes oftálmicas utilizadas en el control de la miopía. Estas se basan en dos principios, uno de ellos es la teoría del retraso acomodativo, que utiliza lentes con adición, como son las lentes bifocales y progresivas. Estas hacen que cuando el paciente trabaje en visión cercana, la imagen esté totalmente enfocada, ya que al igual que hemos hablado del desenfoque periférico hipermetrópico en lejos, se dice que en visión cercana, un desenfoque central hipermetrópico asociado a un retraso acomodativo en miopes corregidos, también puede crear una elongación y crecimiento de la longitud axial. Pero según estudios, estas lentes no tienen mucha efectividad (Jensen, 1991; Parssinen et al., 1989).

 

Otro tipo de lentes diseñadas actualmente, están basadas en el principio, hablado anteriormente, del desenfoque periférico. Son las lentes con desenfoque periférico, un ejemplo de este tipo de lente actual es la llamada MiYOSMART, fabricadas por el laboratorio de lentes oftálmicas de Hoya. Estas han demostrado su efectividad en la progresión de miopía, ralentizándola un 59% tras un ensayo clínico de dos años (Kaymak, et al. 2021). Su diseño, además de corregir la miopía en la zona central, presenta alrededor de esta zona, 9,4 mm de diámetro, una serie de puntos con valores de desenfoque de +3.50D (Kaymak, et al. 2021). Además es muy cómoda de usar en niños porque también garantiza ver nítido en las zonas de desenfoque ya que estos puntos en forma de islas, alternan un ratio de 50:50 enfoque/desenfoque mezcladas con el valor dióptrico de la lente necesaria para corregir la miopía (Lam, 2021).

 

2. Lentes de contacto

 

Se han utilizado lentes de contacto convencionales blandas (hidrogel e hidrogel-silicona) y rígidas permeables al gas, pero parece que no tienen mucha efectividad en paralizar la progresión de miopía (Jorge et al., 2006). Sin embargo, nuevos diseños en el mercado de lentes de contacto sí que han demostrado una disminución de miopía, como es el caso de las lentes de contacto blandas de foco dual (Zhu et al., 2019). Las de foco dual, al igual que las lentes de Hoya, utilizan el mismo principio del desenfoque hipermetrópico. Estas están formadas por varios anillos de potencia positiva, creando un desenfoque miópico, para evitar la elongación del ojo. Además al combinarse con el valor de la lente de contacto necesario para compensar dicha miopía, permite una visión nítida. Un ejemplo de estas son las lentes de contacto de uso diario Misight de Cooper Vision (Ruiz Pomeda, 2018).

 

Otro tipo de tratamiento es el conocido como Ortoqueratología (Ortega Pacific y Rodríguez Rodríguez, 2017). Este tratamiento consiste en utilizar una lente de contacto rígida de geometría inversa para dormir. Utiliza el mismo principio que los tratamientos más efectivos a día de hoy, el desenfoque periférico. Su geometría inversa permite aplanar y moldear la córnea por las noches de manera que cuando el paciente se quite dicha lente pueda ver nítido debido a ese moldeo. Dicho moldeo corneal ha sido diseñado para que en la periferia la imagen también se forme justo en retina, evitando así ese desenfoque hipermetrópico responsable de la elongación.

 

3. Fármacos

 

El último bloque respecto a la ralentización de miopía serían los fármacos. Existen diversos fármacos empleados como pueden ser la atropina, la pirenzepina, el ciclopentolato y la tropicamida (Pérez Florez, 2018).

 

En cuanto a la atropina, el fármaco por excelencia para la progresión de miopía, se pensaba que su mecanismo de acción se basaba en la paralización de la acomodación para evitar su aumento (Donders, 1864), pero esta teoría se desechó, ya que también disminuía la progresión de miopía en ausencia de la acomodación (McBrien et al., 1993). Se dice que puede ser por su capacidad de liberar y sintetizar la hormona de dopamina en la retina, influyente en el crecimiento de la longitud axial, pero a día de hoy no se conoce exactamente su mecanismo (Pérez Flores, 2018).

 

Para este fármaco, se realizaron varios estudios con diferentes concentraciones para ver cuál era la más efectiva y las reacciones adversas que podía provocar, ATOM 1 (Chua et al. 2006) y ATOM 2 (Chia et al., 2016) en los que se demostró que la mayor eficacia era al 1%, pero esta concentración era la que más efectos rebote y efectos secundarios presentaba (ATOM 1), y que la concentración del 0.01% era también eficaz y la que menos efectos rebote y secundarios había tenido (ATOM 2).

 

Otro estudio más reciente, LAMP concluyó que la dosis de atropina al 0,05% era la que mayor eficacia tenía para el control de la miopía (Yam et al. 2019).

Hay un estudio que demostró la sinergia de dos tratamientos conjuntos como uno de los métodos más eficaces, el cual combinaba la atropina con la ortoqueratología (Wan et al. 2018).

La ortoqueratología es un tratamiento mediante el cual permite corregir cualquier ametropía, aunque para la que más se utiliza es para la miopía (Tomás Juan y Piñero Llorens, 2010).

Este tratamiento, consiste en el empleo de lentes de contacto rígidas permeables al gas para dormir. Estas lentes de contacto presentan una geometría inversa, permitiendo así moldear la córnea del paciente.

 

Dicho moldeo corneal permite compensar la ametropía del paciente en su totalidad, permitiendo una visión nítida durante todo el día, sin tener que llevar ninguna ayuda (lentes oftálmicas o lentes de contacto habituales, o parcialmente, que en este caso sí necesitarían otra ayuda para compensar el resto. La ortoqueratología es un tratamiento reversible, por lo que con el paso de las horas y al final del día, la córnea volverá a su estado habitual. Por esta razón hay que utilizarla todas las noches.

 

Estas lentes de contacto también son empleadas para el control de la miopía, característica en la que nos centraremos.

 

En pacientes con miopía, las lentes de contacto a utilizar presentan en su cara interna una zona óptica central plana para la curvatura central de la córnea, de manera que ejerce una presión positiva que moldea la córnea y crea un aplanamiento. Dicho aplanamiento modifica el radio corneal central y por tanto su valor dióptrico, disminuyéndolo, permitiendo que los rayos que antes focalizaban delante de retina (principio físico de un paciente miope), puedan ahora focalizar en retina, corrigiendo la miopía. Sin embargo, en la periferia, la geometría de esta lente es más curva, creando una presión negativa que permite expandir la córnea, generando un engrosamiento periférico (Ladrón de Guevara Badiola, 2018). Este engrosamiento es el que ayuda a frenar el crecimiento de la miopía, ya que al crear una córnea con mayor potencia en la periferia permite eliminar el desenfoque periférico hipermetrópico, formándose un desenfoque miópico, principio mencionado anteriormente por el cual se basan muchos de los tratamientos aplicados hoy en día.

 

A nivel histológico, según Matsubara et al. (2004) la córnea sólo presenta modificaciones en sus células en el epitelio corneal. A nivel central disminuía el espesor epitelial pero seguía manteniendo el mismo número de capas. En la zona intermedia su espesor aumentaba y también así el número de capas, dando lugar a una estratificación irregular de sus células. Finalmente en la periferia volvía a reducirse el espesor del epitelio progresivamente hasta llegar al limbo. Otro estudio (Shin et al, 2005), también demostró que el uso de lentes de contacto rígidas, sobre todo las de ortoqueratología, disminuye la tasa de proliferación celular del epitelio a nivel central.

Como ya hemos comentado, estas lentes de contacto para ortoqueratología (orto-k), presentan una geometría inversa para poder moldear la córnea de los pacientes miopes y aplanarla. Según su geometría, las lentes de contacto que se han fabricado a lo largo de los años presentan variaciones entre unas y otras, pudiéndose clasificar en 3 grupos diferentes.

 

1. Geometría inversa simple

 

Se caracteriza por tener tres zonas principales. Una zona central con una curvatura base plana para ejercer presión en la córnea y poder moldearla para aplanarla; otra zona de reserva lagrimal, cuya curvatura es más cerrada donde se acumula la lágrima y por último una zona periférica también más plana para que la lente no quede cerrada y poder permitir el intercambio lagrimal (Cano Gordo et al., 2005).

 

2. Geometría inversa doble

 

Esta geometría es más actual y moderna, en la cual se añadió a la geometría simple una zona más, una curva de alineamiento y segundo reservorio lagrimal para mejorar el centrado y estabilidad de la lente (Cano Gordo et al., 2005).

 

3. Diseño sigmoidal

 

Este diseño es totalmente diferente a los estándares explicados anteriormente. Son diseños característicos de las lentes de ortoqueratología CRT (Corneal Refractive Therapy), formadas por una zona central esférica de aplanamiento seguida de una única curva sigmoidea donde se acumulará el reservorio lagrimal. Por último, los bordes tendrán una zona tangente a la córnea que permitirá el intercambio lagrimal y estabilización de la lente (Arance et al., 2005).        Esta característica de la lente, presenta menos masa y una mayor transmisión de oxígeno comparada con los otros diseños, por lo que será mucho más ligera y cómoda de llevar (Arance et al. 2005).

Actualmente en España, existen 6 fabricantes de lentes de contacto para ortoqueratología y dentro de estos, diversos tipos (Ladrón de Guevara Badiola, 2018).

 

Tabla 1. Diferentes laboratorios que fabrican lentes de contacto ortoqueratológicas en España, con sus respectivos nombres y características en cuanto al diseño y tipos de ametropías que corrigen por medio de estas lentes.

 

LABORATORIO

TIPO DE LENTE

DISEÑO

USO

Interlenco

Paragon CRT

Sigmoidal

Miopía y astigmatismo

Veraorto HDS

Inverso doble

Miopía

 

Menicon y Lenticon

Znight

Inverso simple

Miopía y astigmatismos directos e inversos

Paragon CRT

Sigmoidal

Miopía

Paragon CRT dual axis

Sigmoidal

Astigmatismo

Ortolens Plus

Inverso doble

Miopía

Conóptica

SeeFree

Inverso doble

Miopía y astigmatismos directos y oblicuos

Tiedra

Alexa Orto

Inverso doble

Miopía y astigmatismo

Alexa Orto AR

Inverso doble

Miopía

PauneVisión

DRL Miopía

Inverso doble

Miopía

 

 

Nuestro objetivo en esta revisión bibliográfica es indagar y contrastar varios estudios y experimentos realizados a niños que utilizaron las lentes de contacto de ortoqueratología para frenar la miopía durante un tiempo. Observaremos los datos obtenidos sobre los cambios en el sistema visual tras el tratamiento y se compararán con otros resultados de niños que no se sometieron a él o que utilizaron otros métodos para controlar la miopía. A través de estas comparaciones, comprobaremos si es verídico que dicho tratamiento frena la progresión de miopía, y de ser así, cuánto ralentiza, a qué edades hace más efecto, si es el método más eficaz y por último, si merece la pena o no, realizarlo.

Para este artículo, de tipo revisión bibliográfica, sobre la ortoqueratología y su comprobación en la efectividad del control de la miopía, se investigó diversos estudios experimentales de estas lentes de contacto en niños de diferentes partes del mundo y rangos de miopía, además de comparar este tratamiento con otros métodos para reducir la progresión, como pueden ser la atropina y las lentes de contacto rígidas.  Para la búsqueda de información se empleó el sistema de búsqueda Google Scholar, en el que se seleccionaron algunas bases de datos de tipo bibliográfico junto con revistas científicas y tesis doctorales. 

 

Con esta búsqueda exhaustiva, tras analizar diversos estudios realizados a lo largo de los años, se seleccionaron un total de diez artículos. Con el objetivo de encontrar dichos artículos, fueron tomadas como palabras clave en el buscador: miopía, ortoqueratología, métodos para el control de miopía y ortoqueratología en la progresión de miopía. Se seleccionaron un total de 60 artículos. De ellos, se descartaron 50 de ellos, ya que no cumplían los requisitos de fiabilidad, y su línea argumentativa y las variables demográficas usadas en la muestra de dichos trabajos no encajaban con lo que se buscaba. Finalmente, los artículos seleccionados fueron los que se compararon los cambios resultantes en la variación de dioptrías de miopía y la de milímetros en la longitud axial del ojo entre niños que utilizaron las lentes de contacto ortoqueratológicas y niños que siguieron con sus lentes oftálmicas usuales durante un tiempo determinado. Como datos de interés se añadieron otros estudios donde se comprobó si también era válido en miopías altas, y donde se comparó este tratamiento con otros métodos para prevenir la progresión de miopía.

En un estudio general de la progresión de miopía se compararon los resultados de miopía entre un grupo de niños menores de 16 años que utilizó lentes de contacto de ortoqueratología (orto-k) y otro grupo control que utilizó gafas durante 8 años (Downie y Lowe, 2013). Entre ambos grupos se emparejaron aquellos que tuvieran la misma edad y dioptrías, para comparar los valores de miopía en sujetos con igualdad de condiciones. Se realizaron evaluaciones cada dos años, y, en todas ellas, aunque la miopía seguía subiendo daban resultados muchos más bajos de progresión en el grupo que había utilizado orto-k. Incluso en algunos de ellos, llegaba a estabilizarse y no crecía más.

 

Pasando a los estudios con mayor profundidad en el avance de la progresión de la miopía, comparando el motivo por el cual aumenta, la longitud axial del globo ocular, vamos a comentar siete de ellos que se realizaron a lo largo del período 2010-2015.

 

En el primero de todos y más antiguo, del año 2010, se realizó un seguimiento a una niña de 6 años cuya miopía avanzaba bastante y, por tanto, se sometió al tratamiento de ortoqueratología durante más de dos años y posteriormente volvió a utilizar sus gafas 6 meses después. Comparando los resultados de la longitud axial durante el tratamiento y después se vio como aumentaba una media de 0,02 mm para el OD, y 0,03 para el OI cada mes utilizando orto-k y una media de 0.06 mm en AO llevando su gafa (Lee y Cho, 2010).

 

Siguiendo con el análisis de la longitud axial, comentaremos otros artículos en los que se compararon este parámetro pero entre grupos y no solo a una misma persona, para que existiera una mayor variabilidad y fiabilidad.

 

Kakita et al. (2011) compararon las medidas de longitud axial entre un grupo de 42 personas que se sometieron a orto-k durante 2 años y otro grupo control de 50 personas que utilizaron sus gafas. En ambos grupos tenían una media de edad de 12 años, miopías de -2,55 ± 1,82 y -2,59 ± 1,66 D y longitudes axiales de 24,66 ± 1,11 y 24,79 ± 0,80 mm en el grupo de orto-k y control respectivamente. Prácticamente se partía de edades y valores parecidos entre ambos grupos, pero al comprobar la longitud axial a los 2 años se comprobó en el grupo control que aumentó aproximadamente 0.39 mm y en el grupo control 0.61mm.

 

Similar al anterior, realizado en España por Santodomingo-Rubido et al. (2012), se examinaron longitudes axiales en grupos entre 6 y 12 años, con miopías entre 0,75 y 4,00 D durante dos años. En él se concluyó un crecimiento de 0,47 y 0,69 mm entre el grupo que se sometió a ortoqueratología y el que siguió llevando sus gafas convencionales.

 

Un estudio muy completo y de bastante interés, que se registró en ClinicalTrial, fue el realizado por Cho y Cheung (2012). Este, además de comparar las longitudes axiales entre grupos, también agrupó en dos rangos de edades, para ver donde favorecía más el tratamiento. Los sujetos seleccionados presentaban miopías de entre 0,50 y 4,00D. Se obtuvieron resultados en general de un crecimiento axial de 0,36 mm en sujetos sometidos a orto-k y 0,63 mm en el grupo control compensado con gafas. Como segunda parte del estudio, ambos grupos, se subdividieron entre las edades de 7-8 años y 9-10 años, resultando unos porcentajes del 65% y 13% en el aumento de miopía respectivamente en el grupo control que utilizaba gafas, y un 20% y 9% en el grupo sometido a orto-k.

 

Charm y Cho (2012) compararon miopías de hasta 5.00D entre niños de 8 y 11 años en los que aleatoriamente algunos utilizaban lentes de contacto de orto-k compensando 4.00D junto a lentes oftálmicas monofocales para compensar el resto de miopía y otros solo utilizaban las lentes oftálmicas monofocales. Tras 2 años de uso, en el grupo que utilizaba ambos sistemas de compensación hubo cambios menos significativos en el crecimiento de la longitud axial, aproximadamente de 0.21mm y 0.51mm, con un crecimiento de miopía de 0.13D y -1.00 respectivamente.  

 

Otro estudio (Chen et al., 2013) también comparó el crecimiento de la longitud axial en sujetos con miopía, pero esta vez acompañada de astigmatismos medios-altos. En él, los grupos de sujetos estaban comprendidos entre 6 y 12 años, miopías de entre 0,50 y 5,00D y astigmatismos directos de entre 1,25 y 3,50D. Se realizaron las medidas de longitud axial entre el grupo que se había sometido a ortoqueratología con lentes de contacto de orto-k tóricas y el grupo control que utilizaba gafas al cabo de 2 años. Finalmente obtuvieron resultados de un crecimiento axial de 0,31 mm y 0,64 mm de media entre el grupo de orto-k y el control respectivamente.

 

Relacionado también el crecimiento de la longitud axial, pero esta vez en específico para miopías altas, se analizó un grupo de 30 personas con una media de 15 ± 2 años de edad y -7,34 ± 0,91D de miopía, que utilizó lentes orto-k para compensarla y se demostró tras 5 años de estudio, que el crecimiento de la longitud axial se había retrasado (Zhou et al., 2015).

 

Por último y como interés, mencionar dos artículos en los que se compararon el tratamiento de ortoqueratología con otros tratamientos para la progresión como la atropina (Lin et al. 2014) y con las lentes de contacto RPG (Swarbrick et al., 2015).

 

Lin et al. (2014) compararon la longitud axial de 105 pacientes que utilizaban orto-k y de otros 105 pacientes que utilizaban atropina al 0,125% todas las noches durante un periodo de 3 años. El aumento en longitud axial cada año fue de 0,28 mm, 0,30 mm y 0,27 mm en el grupo que realizaba la ortoqueratología con una media de aumento de 0,28 mm y 0,28D de miopía por cada año; y de 0,38 mm, 0,37 mm y 0,36 mm, con una media de 0,37 mm y de 0,34D al año, en el que se instilaba atropina.

 

También se investigó el crecimiento de la longitud axial entre lentes de contacto orto-k y lentes de contacto rígidas permeables al gas (RPG) de uso diurno (Swarbrick et al. 2015), pero esta vez no se separaron en dos grupos, sino que todos los participantes utilizaron el mismo método de compensación, utilizando orto-k en un ojo y RPG en otro. Participaron 26 niños de edades comprendidas entre 10 y 17 años. En el primer periodo de 6 meses, la longitud axial en el ojo que utilizó orto-k no mostró cambios y en el de RPG aumentó una media de 0.04mm. Finalmente, a los 12 meses, la longitud axial en el ojo con orto-k seguía sin experimentar cambios y en el de RPG aumentó una media de 0,09 mm.

Según los estudios comentados, y muchos más buscados, podemos clasificar la ortoqueratología como un método de tratamiento para la prevención de miopía en niños, ya que nos confirma que la miopía no se incrementará tanto como puede hacerlo en la etapa de crecimiento en niños miopes que sólo utilizan sus gafas convencionales.

 

Ya sea en una misma persona o en grupos diferentes con miopía, siendo todos estos estudios realizados en niños, podemos ver que la longitud axial del globo ocular crece mucho menos cuando estos utilizaron la ortoqueratología.

 

Comparando entre unos y otros, vamos a agrupar a modo resumen en una gráfica los resultados obtenidos en estos artículos sobre las elongaciones oculares entre los grupos participantes tras el paso de dos años, y poder visualizarlos todos en conjunto.

 

Tabla 2. Variación en mm de la longitud axial en los diferentes estudios realizados a lo largo de los años (2011-2013) en el grupo sometido a orto-k (OK) y el grupo que siguió con sus gafas (CONTROL).

ESTUDIOS (años)

GRUPO OK (mm)

GRUPO CONTROL (mm)

Kakita et al. (2011)

0,39

0,61

Santodomingo-Rubido et al. (2012)

0,47

0,69

Cho y Cheung (2012)

0,36

0,63

Charm y Cho (2012)

0,21

0,51

Chen et al. (2013)

0,31

0,64

 

Como podemos observar, estos 5 coinciden en una disminución de milímetros para los usuarios que realizaron orto-k.

 

Aunque a simple vista sea una variación muy pequeña de milímetros entre ambos grupos, sí que se notará en el valor dióptrico de cada sujeto, ya que a medida que aumenta longitud axial, aumentará así la miopía.

 

Respecto a la edad para utilizar orto-k, ya sabemos que en la niñez es cuando más tenemos que vigilar estas miopías que no paran de crecer, por lo que es de bastante interés saber a qué edades es más efectivo el tratamiento y cuando empezar con él. Un estudio mencionado en los resultados de Cho y Cheung, (2012) confirmaba que es mejor empezar el tratamiento cuanto antes, ya que es mucho más efectivo en edades tempranas con un rango de edad de 6 a 10 años.

 

Otras característica de la ortoqueratología que se aprecia en esta recopilación de resultados obtenidos en los estudios mencionados es la efectividad para miopías altas (Zhou et al. 2015), que es donde más cuidado debemos tener ya que son las más probables para desarrollar una miopía patológica.

 

Además, también vimos en estos ensayos que, comparada con otros métodos de tratamiento para el control de miopía, como la atropina (Lin et al. 2014) considerada también efectiva, o las lentes de contacto RPG (Swarbrick et al., 2015), la ortoquetaratología es más óptima. Pero no por esto debemos rechazar otros métodos, habría que investigar en mayor profundidad para combinar diferentes métodos y comprobar si se favorecen y hacen sinergia, creando un efecto mayor. En el caso de la atropina con ortoqueratología se demostró por ejemplo que sí favorece (Wan, 2018).

 

No hay más que ver que la ortoqueratología se puede considerar un buen método en niños para la progresión de miopía y que tiene bastantes ventajas, ya que sirve para cualquier tipo de miopía, siempre y cuando podamos conseguir un buen centrado y visión en el paciente, y además es un tratamiento reversible, por lo que los cambios mecánicos ejercidos sobre la superficie corneal pueden volver a su estado natural a los pocos meses de dejar de utilizarla. Pero no todo son ventajas, también presenta una serie de limitaciones a tener en cuenta, las cuales pueden llegar a querer abandonar el tratamiento, aunque normalmente la tasa de abandono se encuentra entre el 12% y el 43% (Pritchard et al., 1999; Dumbleton et al., 2013; Sulley et al., 2017).

 

Entre las principales limitaciones se encuentra que el tratamiento está destinado sobre todo para los niños, que no son muy conscientes para qué deben utilizar estas lentes y quizá presenten cierta pereza y dificultad para tener que ponérsela todas las noches y quitársela al despertarse. También pueden sentir cierta incomodidad a la hora de dormir con ellas ya que están hechas de un material rígido y por tanto tender al rechazo.

 

Es imprescindible tener un exhaustivo cuidado y mantenimiento de estas lentes, ya que una mala manipulación e higiene puede tener una mayor probabilidad de contraer infecciones oculares. La más frecuente en este tipo de lentes de contacto es la queratitis bacteriana, sobre todo por las bacterias Pseudomona y Acanthamoeba (Tomás Juan y Piñero Llorens, 2010). Cómo sabemos, existen cambios mecánicos en la superficie corneal a nivel del epitelio, adelgazando sus capas (Matsubara et al., 2004). Este epitelio constituye la principal barrera contra las infecciones, por lo que la córnea estará expuesta a un mayor riesgo de coger una infección si lo combinamos con una mala higiene de la lente (Swarbrick, 2006; Tomás Juan y Piñero Llorens, 2010).

 

Por último, mencionar el alto coste de esta lente junto con los productos de mantenimiento, ya que es mucho mayor que el precio de una gafa o de unas lentes de contacto convencionales hidrogel-silicona, causando el abandono (Paniagua De La Paz, 2021).

CONCLUSIÓN

Como conclusión de esta revisión bibliográfica extraemos que actualmente existe un incremento en la población que presenta miopía, situación que hemos normalizado. Pero realmente no debemos ignorar dicho acontecimiento, ya que la miopía puede llegar a convertirse en un factor de riesgo para desencadenar una degeneración en el sistema visual con consecuencias mayores u otra serie de patologías aún más graves.

 

Existen métodos para controlar su progresión, y uno de los más efectivos según estudios buscados y previamente expuestos es la ortoqueratología nocturna, que se centra en el moldeo corneal y el desenfoque periférico.

 

La ortoqueratología nocturna, permite la compensación de la imagen de individuos que presentan alguna ametropía mediante el moldeo corneal. Esta técnica puede ser utilizada a cualquier edad, de hecho, muchas personas en un rango de edad media-alta la utilizan para no tener que llevar ningún otro método de compensación en su vida diaria, como pueden ser personas que no les guste llevar gafas y que no toleren las lentes de contacto blandas, ya sea por sequedad ocular, incomodidad, o reacciones adversas a estas (conjuntivis papilar, queratitis, úlceras…), o estudiantes de oposiciones, que necesiten pasar unas pruebas con una mínima agudeza visual a ojo desnudo. Esto sería un uso de la técnica relacionado con la comodidad del individuo y compensación de su ametropía durante el día.

 

Pero si hablamos de este método, como un tratamiento para prevenir el desarrollo de la miopía, sabemos que está destinado y será más efectivo en los niños, ya que se encuentran en la etapa de crecimiento donde existe un mayor riesgo y probabilidad del avance de esta ametropía.

 

Pero realmente, ¿merece la pena? La ortoqueratología también presenta ciertas limitaciones, ya que para realizarla es necesario tener una cierta responsabilidad, como es el cuidado de la lente, su limpieza y mantenimiento, y constancia, debido a que se ha de utilizar todas las noches para dormir.

 

El problema es que un niño no será tan consciente de saber para qué sirve este tratamiento, y no tendrá esa responsabilidad para saber utilizarlo, por tanto querrá abandonarlo, sobretodo en edades más tempranas, ya que les puede parecer incómodo y entenderán mucho menos. Para ello, es necesario que alguien supervise que el niño complete el tratamiento con exactitud, ya sean padres, tutores, u oftalmólogos y optometristas a través de un seguimiento, y que lo use todas las noches, durante un periodo de larga duración, a ser posible, cuantos más años mejor, ya que hemos visto que en el momento que se deje de emplear, el crecimiento de la miopía volverá a ser más rápido.

 

Con todas estas limitaciones, además de mencionar el alto coste de la lente de contacto y de los sistemas de mantenimiento junto a que es un método que no evita que la miopía siga creciendo, simplemente que lo hará de una manera más lenta, puede ser que los padres o tutores decidan no someter al niño a este tratamiento.

 

Es de especial importancia tener un buen cuidado en un nuestra salud visual, para que en un futuro podamos seguir disfrutando de ella. Cada vez los niños pasan más tiempo en casa, trabajando en distancias cercanas y utilizando la mayoría de su tiempo dispositivos electrónicos como pueden ser el móvil, la tablet, el ordenador o la televisión. Todas estas actividades favorecen la aparición y crecimiento de la miopía además de que tampoco se conoce muy bien la existencia de los tratamientos disponibles hoy en día para prevenir su progresión una vez que ya el niño presenta dicha miopía.

 

El desinterés junto con la desinformación existente en nuestro cuidado visual y en las consecuencias que pueden llevarse a cabo si dejamos pasar por alto estas miopías en niños, hace que la ortoqueratología no esté lo suficientemente valorizada.

 

Aunque este tratamiento no paralice ni elimine la miopía, solo reduzca su valor dióptrico a largo plazo, es muy importante para no desarrollar una miopía patológica que desencadene otra serie de degeneraciones. Todo lo que esté a nuestro alcance para mejorar y proteger nuestra visión por mínimo que sea merece la pena, aunque eso suponga asumir las limitaciones que presenta el tratamiento, ya que cualquier daño y pérdida de visión es irreversible.

 

Es importante difundir y mantener informados a toda la población de la importancia que es prevenir una progresión miópica para poder disfrutar plenamente de nuestra visión, sin dejar de investigar y de buscar otros métodos para prevenirla o mejorar los ya existentes, con menos limitaciones y más efectivos, de tal manera que se siga avanzando mucho más en este campo.

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FORMACIÓN RECOMENDADA

Autor: Raúl Martín Herranz

ISBN: 9788493356958

Páginas: 350

Los objetivos de este texto son permitir una aproximación al lector interesado en la adaptación de lentes de contacto, estudiante de Óptica y Optometría u Optometrista en ejercicio, sobre aquellos aspectos útiles en el ejercicio profesional cotidiano de la Contactología, reduciendo al máximo posible los aspectos puramente teóricos que podrán consultarse en la bibliografía existente si se desea profundizar en algún aspecto concreto, enfatizando los aspectos clínicos para resolver problemas cotidianos en el gabinete de Contactología.

1- Principios de contactología.

2- Exploración optométrica en contactología

3- Procedimientos de adaptación de lentes RPG

4- Procedimientos de adaptación lentes hidrofílicas

5- Adaptaciones especiales

6- Complicaciones derivadas del uso de lentes de contacto

7- Uso del consentimiento informado en contactología

8- Casos clínicos